martes, 12 de octubre de 2010


Lindsay estaba apoyada en la ventana de aquel bar. Mientras, Joe no paraba de increparla.
- Lin, no tienes remedio, te dije que te esforzaras un poco más, si le hubieras puesto un poco más de empeño te habrían hecho fija, y ese Lin, era el mejor trabajo al que podrás aspirar jamás. Tú y tu estúpido pico de loro, podrías parar de ser tan sincera por una vez en tu vida.
- Joe, te estoy diciendo que ese tio me miró el culo e intentó palpármelo! ¿Qué cojones querías que hiciera? ¿Que me subiera la falda? ¿Qué me pusiera sobre la mesa con las piernas abiertas?
- Eres una paranóica. Siempre lo has sido, y por culpa de eso te has quedado sola. No tiene sentido que te diga todo esto cuando vas a seguir sin hacer nada de provecho, sólo sabes sentarte frente a tu ordenador y gastar la herencia de nuestros padres comprando accesorios para la cámara ¿cuando vas a madurar?
- Joe... Esque yo no quiero esto... No quiero un rumbo fijo, no quiero un horario, una rutina, un calendario. No quiero despertar todos los días a la misma hora, ni quiero atiborrarme de café todas las mañanas para aguantar a gente aburrida, llena de inteligencia sobre un tema en concreto y tan vacios de conocimientos sobre el mundo que les rodea. No quiero que dos agujas controlen mi tiempo, ni me apetece que un trozo de metal me grite en el oido. Quiero salir ahí fuera y conocer todo lo que hay, quiero comprender al mundo, conocer culturas. Llenarme de olores, colores, sabores, gentes de todo tipo, quiero probar nueva comida, estoy harta de las hamburguesas, quiero depertar cada día en un sitio distinto Joe... no quiero estar aquí.
- ¿Pero no te das cuenta de que eso es imposible para alguien de nuestra familia? Padre se fue y nos dejó toda su herencia al mismo tiempo que su empresa. Es suficiente que no quieras trabajar ahí, pero que no quieras trabajar de nada... 
- ¿Quien te ha dicho que no quiera trabajar?
- Nadie te respetará nunca.
 
Justo en ese momento apareció un chico delante de ellos. Miró a Joe y luego a Lindsay, a quien sonrió amablemente. Joe fue el primero en hablar.
- ¿Quieres algo?
- En realidad sí. No he podido evitar escuchar vuestros gritos desde la otra punta de la cafetería, y vengo a hacerte una proposición - dijo mientras se acercaba al lado donde Lin estaba sentada. -  Me dispongo a realizar la aventura más grande de todos los tiempos, pero necesito a alguien que crea en ella. Pienso que tú eres la única persona que podría creer de verdad en lo que voy a hacer, por eso necesito que vengas conmigo, te necesito.
¿Qué debería responder Lin?




Por fin, después de despertarme cada día viendo en mi pared el catálogo de Pepe Jeans he conseguido las medias que necesitaba para tener el conjunto completo, ahora me faltan las botas.

1 comentario:

  1. Todo final es un comienzo. Cuanto puede llegar a motivar que alguien te diga "eso es lo mejor a lo que puedas aspirar jamás" es como dar cuerda a un reloj.
    Un saludo F. Life

    ResponderEliminar